miércoles, octubre 19, 2005

Ingenua

Hace unas semanas me percaté (una vez más) de lo ingenua que soy. A pesar de tener clarísimo teológicamente que "no hay justo ni aún uno", sigo creyendo que podría haber uno que otro por ahí escondido, y es más, relacionándose conmigo.
Mi mente barrunta me dice: "bueno, trabajas con jóvenes, idealistas, no tan carreteados, cristianos... puede ser que algún incólume quede por allí".
Y mi espíritu, desafiado por "el Espíritu" me responde: "O.K... espera y verás"
Y veo.
Y me entristezco.
Y sufro.
Y vuelvo a darme cuenta de mi ingenuidad.
Lo bueno es que me doy cuenta también de cuán importante es Jesucristo y su muerte. Cúan necesario y pertinente es hablar de Él. Cuán urgente es.
Y pienso que ojalá esta página dure bastante como para que cuando mi retoño tenga más años yo recuerde que también está destituida de la gloria de Dios y que necesita ser salvada por el mismo que a mi me salvó...
"que no se olvide la vaca que fue ternero"... diría mi abuela, que al final... parece que fue la menos ingenua.

1 comentario:

JamesRock7 dijo...

Pues yo creo que la cosa no va por ahí.

¿Qué gracia tiene trabajar con gente perfecta? ¿Cómo podrán crecer?

Yo creo que es un desafío y un gozo aún más grande el trabajar con personas imperfectas y perfectibles, y ver cómo, dada la misericordia de Dios, van creciendo.

A mí me ha sucedido que he visto crecer a jóvenes gracias a la oprtunidad que me ha dado Dios de dedicarles un poco de tiempo, o cual es un gran gozo para mí, pero me he sorprendido grandemente en cuánto he crecido yo en este mismo proceso.

Doy gracias a Dios por el trabajo que me ha dado.